Nuestra vida está llena de automatismos y hábitos que de manera consciente y en la mayoría de los casos, de forma inconsciente, dirigen nuestra vida. Tanto, que en ocasiones, aunque nuestra mente tenga muy claro lo que quiere hacer, hacia dónde ir, cómo actuar, nuestro cuerpo (que es nuestra realidad) nos lleva hacia otro lado. Esa disociación entre cuerpo, emociones y mente es la que crea incoherencia, frustración y sufrimiento en nuestra vida.
De ahí la importancia de incorporar hábitos en estos tres niveles, corporal, emociones y mental, partiendo de nuestra realidad, la que cada uno/a de nosotras vivimos. Si no tomamos conciencia de nuestro punto de partida, de nuestra realidad, no se dará la transformación a todos los niveles. Este es el camino hacia el liderazgo interior.