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VIVIR A MI MANERA_Julia de Miguel

¿Te imaginas vivir sin miedo, libre, “a tu manera”? ¿Cómo serías y qué harías si no tuvieras miedo?

Y es que hay miedos de los que somos conscientes, pero hay muchos  miedos inconscientes que no nos permiten vivir siendo auténticas, libres, líderes de nuestra propia vida. Esos miedos, todos ellos, son las mayores barreras a nuestra libertad, a vivir a nuestra manera, a la mía, a la tuya.

El miedo es la emoción más primaria. Debajo de cada emoción, de todas, está el miedo. Y para poder conquistarlo, el primer paso es ser consciente de que está ahí. El miedo y el estrés, forman un tándem perfecto. Van unidos y tienen un denominador común: buscan no perder nuestra zona de confort, no te lo creerás, pero ambos buscan que nos sintamos “bien”. Entendiendo este “bien” como cómodas,  en zona conocida, aunque esto suponga vivir siempre en modo supervivencia.  Y esto supone vivir “encorsetadas” en unos patrones y automatismos que a pesar de que nos generen emociones, estrés, miedo…a la larga, nos dan nuestra dosis de “energía”, esa que hace que sintamos que estamos vivas. Y por eso, vamos de un lado para otro buscando (muchas veces de manera inconsciente) emociones fuertes: nos enfadamos con nuestras parejas, compañeras/os de trabajo, hijos/as, buscamos personas con las que desahogarnos o que nos cuenten sus “dramas” para sentir que hacemos algo por ellas, nos llenamos la agenda de cosas por hacer y cuantas más hacemos mejor nos sentimos, buscamos relaciones que nos den “vidilla”, nos exigimos o exigemos al máximo a los demás porque esto en realidad nos carga la batería, buscamos reconocimiento, validación, atención (energía)…a cambio de lo que sea.

Todo lo que nos sucede y lo que vivimos es interpretado por nuestra mente. Ésta da un significado a lo que está ocurriendo en base a recuerdos y experiencias pasadas aprendidas  y a cómo nos sentimos cuando vivimos esas experiencias y esto se queda grabado en nuestra biología, en nuestras células. Así vamos adquiriendo automatismos que son los que nos permiten vivir gran parte de nuestro día a día. El cuerpo, para ahorrar energía, crea esos automatismos (que nos hacen sentir cómodas) y hace que gran parte de nuestro día a día se desarrolle de manera inconsciente, siguiendo estos automatismos de supervivencia.

El problema es que vivir así no es VIVIR con madurez, libertad, liderando nuestra vida, sino más bien, sobrevivir tratando de evitar vivir nuevas experiencias que nos saquen de esos automatismos y nos lleven a lo desconocido, a abrirnos al momento presente con lo que sea que esto suponga. Vivir en base a automatismos y patrones de supervivencia supone vivir encerradas en los barrotes del miedo y el estrés, en lo de siempre.

Salir de aquí es un camino interior, una auténtica transformación a unos niveles muy profundos. Es un viaje al interior casi diría yo, al interior de nuestras células, de cada una de ellas y desde ahí, transformarnos.

Es como la metamorfosis de la mariposa. La oruga cuando pasa a ser crisálida para convertirse en mariposa vive una transformación profunda. ¿Y esto qué significa? Que muta todas y cada una de sus células, se aísla en su caparazón durante un tiempo, apenas come, ni hace nada, tan sólo estás ahí con ella, acompañándose en ese proceso de metamorfosis, hasta que poco a poco va sintiendo una energía interna que va haciendo que sus alas a su ritmo vayan creciendo y se fortalezcan a medida que trata de romper esa membrana que la recubre, hasta que un día, esas alas se extienden, se siente fuerte, empoderada, auténtica, bella y se echa a volar. Toda su belleza, su esplendor, su poderío resurge en un vuelo único, lleno de luz, color, ligereza, autenticidad.

No es un proceso fácil. Y esto es lo que no siempre nos cuentan. La transformación auténtica es dolorosa en ocasiones. Ese estado en el cual te retiras, te aíslas para ir hacia dentro, supone un auténtico acto de valentía. En este caminar interior, donde vas tomando consciencia de tus automatismos, de tu realidad, de aquello que haces para sobrevivir y tapar tus miedos, de cómo muchas veces te conviertes en una chupóptera de la energía de otras/os (esa que crees que no tienes y que los demás o un ascenso, un nuevo trabajo, una pareja, un hijo/a, un proyecto, una amiga te dará), todo eso sale a la luz, lo vas viendo, observando, acogiendo, comprendiendo e incluso, amando. Pero requiere de tiempo, comprensión, paciencia.

En este tiempo de crisálida, es probable que sientas que no quieres estar mucho tiempo hacia afuera, que prefieres la introspección, te alejarás de manera natural de ciertas personas, otras no te entenderán, habrá críticas, quizás sientas que el mundo se olvida de ti o tu de él, te sentirás sola pero a la vez tampoco querrás estar con nadie…se crea un vacío en ti, que si no eres consciente de que es un proceso natural, que te estás “limpiando” de todos esos miedos y automatismos, que estás sanando un patrón de superviviencia, si tu mente no te apoya en esto, creerás que algo malo está sucediendo y te echarás para atrás, por miedo, otra vez el miedo. Esto es lo que nos ocurre muchas veces.

No nos han contado que la transformación y el liderazgo interior supone pasar por esta fase donde el miedo, la angustia, la tristeza, la frustración y muchas otras emociones surgirán. Pero es parte del proceso. Aprender a reconocer y comprender estas emociones y qué hacer cuando surgen, acogerlas y aceptarlas (no rechazarlas o negarlas), es uno de los pasos más importantes en este camino de transformación. Y esto requiere de grandes dosis de comprensión (comprendernos es amarnos), valentía, constancia y paciencia.

Esta transformación interior (como ves nada tiene que ver con los cambios externos) es lo que nos lleva a vivir una vida libre, auténtica, madura, a mi/tu manera. Y es que es la transformación interior, de cada una de nosotras y nosotros, lo que hace que nuestro mundo exterior cambie. Lo que es adentro, es afuera. Al revés tan sólo son parches que no están mal y son muy necesarios, siempre y cuando no perdamos de vista que la auténtica transformación requiere de la valentía de cada una/o de nosotras para mirar hacia dentro, conquistar nuestros miedos, tomar conciencia de esos automatismos de supervivencia y con muchas dosis de comprensión (AMOR), disciplina y fortaleza, vivir esa metamorfosis para llegar a convertirnos en esa persona única, bella, poderosa que cada una de nosotras somos. Desplegar nuestras alas de mil colores, matices y cual mariposa, volar, vivir en libertad, armonía, fluidez. En ausencia de miedo…o lo que es lo mismo: vivir desde el AMOR.

 

  ¿Te imaginas vivir así? Depende de ti.                                                                

                                   Es momento de revolución, de conquista…INTERIOR.

                              De mujeres despiertas, valientes, responsables, maduras. Líderes.

                                                      Mira hacia dentro.

                                                             Conquista tu interior.

                                                       Rompe tus barrotes.

                                                                   Vuela.                          

                                  “Siente tu poder, da alas a tu grandeza.”

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