
La energía vital y sus «fugas» cotidianas.
Según el principio de conservación de la energía, ésta, ni se crea ni se destruye, se transforma. Como seres humanos tenemos un «cupo» de energía para gestionar en nuestro día a día y de cómo usamos ésta, depende que seamos personas enérgicas, vitales, creativas, autónomas e independientes, pues no necesitamos dosis «extra» de energía para vivir con plenitud o por el contrario, vivamos la vida cansados, estresados, siempre con la lengua fuera y los pies arrastrados, esperando o pidiendo a los demás que nos «enchufen» un poco de esa energía que nosotros ya hemos gastado y que no sabemos gestionar.
¿Y qué diferencia unas personas de otras? ¿Cómo podemos gestionar de manera funcional y óptima nuestra energía? en primer lugar, siendo conscientes de dónde ponemos nuestra atención en el día a día. Y es que como ya habrás oído en muchas ocasiones, donde pones tu atención, pones tu energía.
El problema es que hay muchas «fugas» de energía de las que no somos muy conscientes, que no damos importancias… y ni te imaginas la energía que se va por ahí. ¿Quieres saber algunas?
- El autoengaño. Una de las cosas en las que más energía invertimos es en tratar de sostener nuestras mentiras. Somos expertos en contarnos películas, en tratar de hacer cambiar al otro para así conseguir lo que queremos, en empeñarnos en ver una perla donde tan sólo hay una canica blanca…en creer que esto no siempre será así y que cambiará algún día, o que algo en realidad me da igual cuando no es cierto, decir sí a un proyecto cuando en realidad tu ser te está diciendo No, dejarte siempre la última, porque lo primero son tus hijos, el trabajo, la familia, total, ya tendré tiempo para mí cuando crezcan, aceptar propuestas por miedo al qué dirán…no aceptar lo que es, llamarlo por su nombre, ser sincera/o conmigo mismo, es agotador. Muchas veces llevamos una vida de esfuerzo, cansancio, una vida que no nos satisface, pero en vez de comenzar por ahí, por ver en qué ámbitos de mi vida me estoy mintiendo, no estoy siendo coherente conmigo (que es el primer paso para abrir los ojos y Ver) prefiero seguir viviendo en la incoherencia y la mentira. Esta es la mayor fuga de energía que existe en el ser humano.
- La falta de foco. En muchas ocasiones les pregunto a las personas a las que acompaño en procesos de coaching qué es lo que quieren, si saben qué vida desean en este instante, a día de hoy y apenas nadie sabe darme una contestación de qué es lo que realmente, hoy, quiere. Y más que a nivel material, me refiero a qué estados quieren vivir, cómo quieren sentirse, cómo quieren vivir. Porque allá donde pones tu atención, enfocas tu energía. Y resulta que esa energía, es altamente creativa. Pero en este mundo multitarea y de dispersión y prisas, la energía se nos va con el móvil a todas horas, la comida, la televisión, la tablet…etc. Te invito a que pruebes a poner atención en qué es aquello que te dispersa en tu trabajo, con tus hijos/as, cuando estás con tu pareja…¿Y para qué? pues no seré yo quien te diga que para que los apartes automáticamente de tu vida, porque te estarás perdiendo una información valiosísima para ti, sino para que te preguntes, qué hace que en tus horas de trabajo, que cuando estás con tus hijos, o con tu pareja, tu foco no esté en ellos, en el momento presente, sino fuera. Y las respuestas te indicarán hacia dónde tienes que mirar. Es decir, puede que lo que estás haciendo te resulte insoportable, aburrido y por eso «recurras» al móvil, para «escapar» de ese aburrimiento; puede que lo que haya sea una presión insoportable como líder de un equipo y tu energía se vaya a comer y comer y comer, puede que tu exigencia a estar como madre las tardes con tus hijos, o la culpa por no estar el tiempo que tú crees que debería ser, te lleve a evadirte con llamadas continuamente, juegos en el móvil, wathsapps, etc. Esto no es ni bueno ni malo, lo importante es ser consciente de ello y preguntarte para qué haces esto. Cuando ves el auténtico para qué (para no sentir el aburrimiento, para rebajar la tensión que te supone sostener una mentira, para demostrar quién eres, para agradar, para no sentirte sola o sentir ese vació que a veces sentimos…) y realmente te enfocas en lo que estás haciendo, te vas dando cuenta de lo poderoso que eres, de cómo día a día vas re-conectando con esa energía, que ya no estás tan cansada/o, que las cosas y los días fluyen y son creativos y funcionales.
- La duda y la búsqueda de soluciones. La duda es la distancia entre la mente y el corazón. Cuando tenemos que tomar decisiones, sean del tipo que sean, vamos a la mente, hacemos listas de pros y contras en base a situaciones pasadas o a lo que creemos que sucederá o necesitaremos en el futuro y en base a esto, queremos decidir. El problema es que las mejores respuestas nunca las tiene la mente, sino el corazón. Son esas intuiciones, esos insights que nos llegan cuando dejamos de pensar y volvemos al presente, a conectar con nuestro Ser, con nuestra sabiduría. Nadie sabe lo que más nos conviene, tan sólo nosotros, cuando estamos en conexión con nuestro ser. Tratar de tomar decisiones dando vueltas y vueltas a lo que puede ser o lo que podría pasar, es vivir con una centrifugadora siempre en marcha, con lo que supone esto en cuando a desgaste energético. Si tienes dudas, suelta y confía. La respuesta, ese pulsar, ese «es esto» llegará cuando estés pintando, bailando, paseando por el monte o la playa, jugando con tus hijos, riendo con tus amigos…etc.
- El juicio. Juzgar todo que nos ocurre como bueno o malo, si debería ser a sí o no, etiquetar cada situación o persona, juzgarla por cómo es, lo que hace, etc…nuestro nivel de juicio hacia fuera, indica cúanto nos estamos juzgando hacia dentro, es decir, a nosotros/as mismas. Y esto es un desgaste enorme de energía. Nos pasamos el día juzgando y juzgándonos. De ahí la culpa, es no debería de haber hecho, dicho, esto o lo otro…Cuando más activemos nuestro observador, esa parte de nosotros/as que no juzga, tan sólo observa y acoge lo que viene, más disminuye el juicio y aumenta el amor y la comprensión hacia uno mismo/a y como consecuencia hacia los demás. La culpa es una emoción muy manipuladora, hace que hagamos cualquier cosa para quitárnosla de encima. Pero si aprendemos a mirarla tan sólo como una «aliada» que te dice, «vale, esto es una forma de percibir lo que te sucede, pero yo te invito a que mires más dentro de ti, a que actives tu observador y veas para qué hiciste lo que hiciste, porque todo tiene una función para ti y esto ha sido perfecto para que te veas»…entonces la cosa cambia, dejar de juzgarte, te perdonas internamente y sigues. Para neutralizar tanto juicio en nuestra vida, no es necesario hacerlo desde la exigencia a dejar de juzgar o juzgarnos, sino introduciendo día a día más amor hacia nosotros mismos/as. Así nos estaremos «redirigiendo» nuestra energía hacia esa creatividad, sintiéndonos personas poderosas, vitales.
- La queja. La queja es la falta de aceptación de lo que Es. Y es una señal de inmadurez total. Quejarse por todo, continuamente, sólo te está indicando que hay que introducir en tu vida un nivel mayor de madurez. Que ya toca pasar de niño/a a adulto. Y esto no viene incluido en el cumplir años, sino que requiere de práctica para activar ese observador del que antes hemos hablado, ese que observa lo que sucede en ti, a través de tu sentir, lo acoge y se responsabiliza de gestionar esa energía que surge de ahí, no hacia fuera, sino redirigiéndola hacia aquello que es creativo y expansivo para ti. Aquí el otro sale fuera de la ecuación. Y la queja es muy sutil, muchas veces, hasta que no nos observamos y escuchamos, no somos conscientes de todo lo que nos quejamos en el día a día…desde niveles como la queja por el tiempo, porque no nos gusta no sé qué de nuestro trabajo, nuestro cuerpo, nuestra casa, nuestra pareja o compañeros…queja, queja, queja, que ya se ha mimetizado tanto con nosotros, ya no somos conscientes de que está en nuestra vida. Y esto desgasta tanto…
Aceptar lo que Es, en nuestra vida es el primer paso para avanzar. Y para dar ese paso, necesitamos de esa energía que vamos dejando escapar por tantos y tantos lados…
Activa tu observador, mira hacia dentro y haz ese chequeo sincero, reconoce tus «fugas» de energía y pon atención y foco en aquello que quieres conseguir, es ese estado en el que quieres vibrar y vivir. Te sentirás vital, enérgico/a, lleno de vida y entusiasmo.