
Lo que aprendí en los días de verano (II)
Hoy me he dado cuenta de que a veces no me gusta la naturalidad de mis hijos, de que juzgo su frescura, su genuinidad…siento cierta energía de vergüenza. De primeras me culpo por sentir esto, cómo una madre puede sentir esto por sus hijos…pues yo lo siento. Quiero ser sincera conmigo, creo que engañarse no sirve de nada, que el primer paso para transcender lo que sucede es ser asquerosamente sincera conmigo misma y esto es lo que siento. Aunque no me quedo con la culpa, no me sirve y sólo me lleva a dar vueltas y vueltas al karma, a seguir en lo mismo. De nuevo, lo que hago es preguntarme qué hay ahí para mí. Qué me están mostrando mis hijos, cuando hacen algo y me avergüenzo.
Pues me ha permitido ver que yo hago lo mismo conmigo. Cada vez que soy genuina, natural, me expreso como soy, aparece el miedo a qué pensarán los que me escuchan, me leen, me ven. Me da vergüenza mostrarme como soy. Y la vergüenza, ahora lo sé, no es buena ni mala. Es un indicativo de que hay una llamada a una mayor conexión conmigo.
Por otro lado, me agobia que mis hijos se conecten al móvil, a la Tablet, a la tele…me enfado con ellos, por ese estar todo el tiempo controlando, detrás de ellos “vigilando”… Pero no quiero quedarme ahí, en lo “fácil”, que ellos cambien el comportamiento que desde mi percepción está mal. Elijo ir más allá y ver que me están mostrando estos maestros a mí. ¿Qué hay ahí para mí? Los niños, se conectan porque tienen padres y madres ausentes. Y no digo físicamente, me refiero a que estamos desconectados, ausentes, energéticamente.
Yo sé que tanto esa energía de vergüenza que aparece, como ese “enganche” de mis hijos a los dispositivos es para mostrarme que necesito más conexión conmigo. Nos enganchamos o “desconectamos” cuando estamos aburridos, cuando lo que hay no me mueve, no me gusta, me cansa, me agobia.
Por eso estas situaciones son una llamada a conectar con mi motor, ser yo la generadora de mi propia energía. Y eso se hace viviendo con pasión y entusiasmo.
¿Y qué me apasiona? ¿Por hacer qué estaría dispuesta a pagar mucho dinero?
Yo pago por seguir con mis cursos, mis procesos de coaching, porque todo esto me permite seguir viéndome, descubrir más y más de mí, ir soltando capas y capas de mentiras, ser cada día más coherente, caminar más y más profundo hacia mí, acercarme con mayor detalle a quien realmente Soy. Ser.
Y esto…esto me apasiona.
Pagaría por viajar y pago por ello. Porque viajar me conecta, porque viajar es descubrir(me), me encanta. Y me da igual dónde, no es cuestión de irse muy lejos, a lugares exóticos…como si es al pueblo de al lado. Para mí es vivir esa sensación de cambio, de tener otra mirada, de encontrar algo nuevo, de compartirlo con otras personas…o no, vivirlo yo sóla, para mí. Y viajar me permite ser más yo, es acercarme a mi autenticidad, probar, soltar, vivir, estar, asombrarme, enmudercer por la belleza de un paisaje, de un lugar, de un gesto…viajar me permite practicar con más conciencia el arte de observar y observame.
Pagaría por tantas cosas…pagaría por seguir escribiendo. Aunque….Y ¿para qué escribo? ¿Para qué comparto lo que escribo?
(Esto te lo cuento en el siguiente post)