
ELITISMO EMOCIONAL.
Hay una canción de Joaquín Sabina que me encanta, se titula “Noches de bodas” y para mí cobra mucho sentido en estos tiempos en los que estamos viviendo. Dice así:
“…Que las verdades no tengan complejos
Que las mentiras parezcan mentira
Que no te den la razón los espejos
Que te aproveche mirar lo que miras
Que no se ocupe de ti el desamparo
Que cada cena, sea tu última cena
Que ser valiente no salga tan caro
Que ser cobarde no valga la pena
Que no te compren por menos de nada
Que no te vendan, amor sin espinas
Que no te duerman con cuentos de hadas…”
Y es que hoy más que nunca, es tiempo de esto: de verdades sin complejos, de dejar de contarnos mentiras. Y no hay mayor acto de valentía y de amor con uno mismo que este: decirnos la verdad. La verdad de que lo que sentimos en cada instante. La verdad, nuestra verdad, siempre está ahí, nos habla a través de un radar muy primario, esa sensación primera, ese Si o No que sentimos en origen. Es una respuesta en forma de sensación que llega cuando nos proponen algo, cuando hablamos con una persona, en cada interacción con alguien, o incluso con un lugar, con un espacio, etc. Ese radar primario es tu GPS que viene en forma de energía en movimiento, que cuando la escuchamos y seguimos, fluimos con la vida, con la realidad que nos toca vivir, sin juicio, aceptando lo que la realidad nos trae.
Puedes seguir leyendo el artículo en la Revista HACHEPOSITIVO: