Cuántas veces decimos eso de “¡claro que sí, que hemos venido aquí para disfrutar!» y sí, yo también lo siento así. El problema es que confundimos el disfrute con el entretenimiento. Y no es lo mismo, ni mucho menos.

La palabra disfrutar viene del latín ‘dis-fructus’, que viene a significar DAR FRUTO. Y vivir disfrutando es eso, dar fruto. Al igual que un cerezo viene a dar cerezos, por ejemplo, nosotros venimos a disfrutar,dar nuestro fruto. Y un cerezo, aunque parezca una perogrullada, sólo puede dar cerezas, no manzanas ni peras, ni limones…en su esencia está dar cerezas.

Nosotros venimos a dar fruto, el nuestro, el que nace de nuestra autorreferencia,  de nuestra genuinidad. Disfrutamos cuando aportamos valor, cuando actuamos desde nuestra autenticidad, tomando decisiones funcionales para nuestra realidad, cuando vivimos actualizados y actuamos con coherencia e integridad.

Pero atención y aquí viene lo más importante: ese disfrute o dar fruto requiere de una condición sine qua non: sentir la carga, la frustración. Sentirla y permitirla porque en esa carga (que es energía con información) está el fruto. El regalo.

Sin frustración no hay EVOLUCIÓN, no hay FRUTO. Por eso es tan importante conocer la auténtica función de la carga que sentimos, permitirla y sentirla sin analizarla. Pero para esto, es esencial un conocimiento profundo de cómo funcionamos como seres humano.

Los seres humanos tenemos integrado una forma de vida donde la carga, la frustración y todo lo que nos incomoda, tendemos a rechazarlo. Porque nos han dicho que aquí estamos para disfrutar (ahora ves que desde esta re significación del disfrute esto no es lo que queremos decir, sino que buscamos entretenernos o pasarlo bien, sin más) y esto no incluye ni mucho menos, la incomodidad, la frustración, la carga.

Sabes que desde la cuántica, no hay nada bueno o malo, sino el desde dónde o para qué lo hacemos. El entretenimiento no está ni bien ni mal, pero si lo utilizamos para anestesiar la carga (lo que sentimos), ahí es cuando nos estamos perdiendo el disfrutar, dar frutos.

El entretenimiento nos lleva a ser meros consumidores de realidad, el disfrute a ser co-creadores. Cuando disfrutamos, estamos aportando valor a este mundo, porque estamos actuando desde nuestra genuinidad, estamos poniendo acento, esencia a lo que hacemos.

Sin FRUSTRACIÓN no hay disfrute, no hay FRUTO, no hay EVOLUCIÓN