Blog

Como padres, madres, profesores, nuestros niños y niñas, todos, formamos parte de un sistema. Como sistema que somos, cada una de nosotros y nosotras estamos relacionadas, somos individuos entrelazados dentro de ese sistema, en este caso, del sistema educativo.

Para que un sistema sea funcional, cada una de sus partes no puede funcionar como una particularidad individual y exclusiva, sino que cada una de las partes da un aporte a ese sistema y eso es lo que hace que el sistema sea funcional.

Es decir, si cada una de nosotros y nosotras como parte del sistema, somos funcionales, estamos aportando y dando integridad, coherencia y funcionalidad al sistema. Es este caso, al sistema educativo.

Al igual que una célula en nuestro cuerpo cumple con su función determinada y esto hace que nuestro cuerpo humano tenga una funcionalidad, nosotros como partes o elementos dentro del sistema educativo, podemos aportar funcionalidad al sistema siempre y cuando demos nuestro aporte coherente, creativo y funcional en aquello que nos compete.

Es decir, cuando más funcionales, íntegros seamos, mayor funcionalidad, integridad y coherencia estaremos aportando al sistema educativo. No se trata de ir contra el sistema, sino de aportar funcionabilidad, coherencia e integridad al sistema educativo.

¿Y esto qué significa? Que todos y cada uno de nosotros, como partes entrelazadas que estamos dentro del sistema educativo, tenemos la responsabilidad de dar funcionabilidad al sistema. ¿Cómo? Aportando una visión profunda a toda experiencia que vivimos.

Esta visión profunda nos permite ir mucho más allá de la forma, de lo superficial, nos permitre ver con mucha más perspectiva y claridad y desde ahí comprender la función, el para qué de esa experiencia que estamos viviendo y que nos está cargando y en consecuencia, estamos rechazando.

Cuanto mayor sea nuestra funcionalidad, más rico nuestro aporte al sistema. Sólo así llegaremos a transformarle: Transformación es igual a mayor funcionalidad, coherencia e integridad del sistema educativo. La funcionalidad implica avance, expansión, actualización. Algo que nuestros niños, niñas, adolescentes, nos están pidiendo a gritos.

¿Queremos un sistema educativo coherente, inclusivo, funcional, respetuoso con el niño/a? vamos a empezar por aportar eso nosotros/as al sistema.

¿Qué significa ser funcionales? Comprender la función que tiene para nosotros todo aquello que rechazamos porque no lo entendemos, no comprendemos su función. Todo aquello que rechazamos de nuestra realidad, es rechazado porque no entendemos para qué, qué función tiene en nuestra vida, en nuestra expansión y cómo eso nos está sosteniendo y marcando el siguiente paso a seguir.

Desde esta perspectiva, ninguna experiencia que vivamos,  debe ser rechazada, sino integrada.

¿Y por qué lo rechazamos? Toda experiencia nueva, nunca antes vivida, actual, debe ser percibida y vivida a través de una percepción actual, basada en datos actuales, no en base a datos y experiencias pasadas.

Las experiencias que nos suceden en nuestro día a día pueden ser percibidas en base a:

  • Una mente lineal o memoria asociativa, que va almacenando datos y experiencias pasadas y que cada vez que vivimos una nueva experiencia, va a ese almacén de datos antiguos y en base a eso “percibe e interpreta” lo que nos está sucediendo, le da un significado en base a esos datos…
  • Una mente cuántica que percibe lo que sucede en base a sensaciones (emociones cuánticas) que aportan nuevos datos (datos cuánticos) actualizados para percibir con mayor claridad y funcionalidad, esa experiencia concreta.

Las percepciones e interpretaciones que vienen de esa mente lineal, basadas en datos viejos, no permiten dar función al sistema, bloquean la energía, y hacen que percibamos lo que sucede con mucha carga. No entendemos lo que nos sucede, no vemos su función y eso hace que lo rechacemos. Porque nos genera carga: frustración, impotencia, rabia…etc

¿Cuántas experiencias vividas con tus hijos en tu día a día, con tus compañeros de trabajo en el claustro de profesores o con tu alumnado dentro del aula o con su familia, te cargan, tratas de evitar o reaccionas a ellas desde la impotencia, la rabia, la frustración?

Es normal que nos suceda esto. Es como tratar de entender la función de un objeto sólo con aplicar una mirada superficial al mismo. Podemos ver su forma, podemos interpretar lo que es en base a datos que tenemos almacenados…pero hasta que no apliquemos una visión más profunda y experiencial de este objeto, no podremos saber cuál es su auténtica función. Hay un manual de instrucciones de ese objeto que nos va a enseñar cómo funciona, comprender cómo funcionamos es ese manual de instrucciones, pero sólo experimentando con ese objeto, probando y profundizando cada vez más, no permitirá ir viendo las funciones que tiene y lo que nos aporta.  Sólo así, desplegaremos todo su potencial.

Desde la Escuela Cuántica de Liderazgo Educativo te proponemos comenzar a vivir y educar desde este paradigma cuántico. No es tiempo de lucha, de rechazos, de críticas, ni quejas, es momento de comprender cómo funcionamos realmente, de aplicar una mirada profunda, funcional y actualizada a cada experiencia vivida y actuar y vivir en base a ese aprendizaje adquirido desde nuestra experiencia. Vivir y educar asumiendo nuestra responsabilidad como partes entrelazadas de este sistema educativo, hará que transformemos este sistema educativo que pide a gritos actualizarse, avanzar.

Esta, para mí, es la auténtica R-Evolución Educativa.

¿Te unes?  

Podemos comenzar por conocer «Los cuatros pilares del Educador/a Cuántico».

Y lo haremos a través de un Webinar gratuito el lunes 20 de julio, de 20:00 a 21:00 hs.

En este enlace puedes inscribirte directamente:

https://www.classonlive.com/webinar/Los-cuatro-pilares-del-Educadora-Cuntico

Deja un comentario

Your email address will not be published.